Las Emociones Básicas
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Funciones de la alegría.
Por lo que respecta a las funciones adaptativas de la alegría, se ha demostrado que favorece la interpretación positiva de los diversos sucesos ambientales e incrementa la capacidad para disfrutar de los diferentes aspectos de la vida.
En cuanto a las funciones sociales, la alegría facilita la empatía, genera actitudes positivas hacia uno mismo y hacia los demás, y fomenta la aparición de conductas altruistas. Asimismo, favorece el establecimiento de las relaciones sociales.
En relación a las funciones motivacionales, la alegría estimula el aprendizaje, la memoria y la solución de problemas, ya que favorece una mayor flexibilidad mental y una mayor curiosidad y creatividad. Además, induce sensaciones de autoestima, competencia, trascendencia y libertad.
Funciones de la tristeza
La función adaptativa que cumple la tristeza es la de disminuir el ritmo de actividad e impedir que se derroche innecesariamente nuestra energía cuando nos enfrentamos a una pérdida que no podemos modificar con nuestras acciones. De esta forma, cumpliría una función de autoprotección, en el sentido de que reduce la atención dirigida al entorno y potencia la atención dirigida hacia uno mismo, lo que nos ayuda a aceptar las pérdidas inmodificables.
La principal función de la tristeza es la que tiene que ver con los aspectos sociales y de comunicación. La expresión de la tristeza por parte del individuo, fomenta generalmente las relaciones sociales empáticas por parte de los demás, debido a que la tristeza es interpretada como una petición de ayuda. La persona comunica mediante la tristeza que no se encuentra bien y esto puede generar la ayuda de otras personas. Así mismo, la tristeza también influye en el propio individuo que la tiene, favoreciendo que se encuentre más receptivo ante el cobijo afectivo de los demás. Por lo tanto, la función social de la tristeza es la cohesión con otras personas, especialmente con aquéllos que se encuentran en la misma situación negativa.
La tristeza también tiene una función motivacional, en el sentido de que nos permite tomar conciencia de lo que es negativo para nosotros. Hace que dudemos de nuestras acciones y nos alerta del carácter inapropiado de algunos de nuestros comportamientos, impulsándonos a modificarlos y a adoptar otros alternativos y más adaptativos.
Funciones del miedo o ansiedad
La principal función del miedo o de la ansiedad es la adaptativa. Juega un papel fundamental para la supervivencia. Si no tuviésemos miedo posiblemente moriríamos, ya que viviríamos de forma tan temeraria que pondríamos en peligro nuestra vida. Por lo tanto, el miedo es muy útil en nuestras vidas y nos protege, de forma preventiva, de los posibles peligros a los que nos pudiéramos enfrentar. Así mismo, facilita las respuestas de escape o de evitación de las situaciones peligrosas. Moviliza una gran cantidad de energía, permitiendo que el organismo pueda ejecutar respuestas de manera mucho más intensa que en condiciones normales.
Por lo que respecta a su función social, la expresión de miedo nos sirve para comunicar a los demás la existencia de un peligro, de tal forma que podemos hacer que otra persona escape o evite sin necesidad de que viva la experiencia peligrosa, simplemente con nuestra respuesta de ansiedad o de miedo.
En cuanto a su función motivacional, el miedo hace que prestes más atención, casi de forma exclusiva, al estímulo temido, facilitando que reacciones rápidamente ante la presencia o anticipación del mismo. Además, nos mantiene en la actitud de búsqueda de soluciones mientras la situación peligrosa se mantenga, es decir, la ansiedad o el miedo nos ayuda a mantener las respuestas de escape, de evitación o de búsqueda de soluciones hasta que se resuelva el problema.
Funciones del enfado.
La emoción de enfado o ira cumple con la función adaptativa de focalizar nuestra atención en aquellos obstáculos que impiden la consecución de nuestros objetivos. Si el obstáculo se presenta dificultando el objeto deseado, genera frustración y moviliza nuestra energía hacia reacciones de autodefensa o de ataque.
En cuanto a su función social, el enfado sirve para mostrar a los demás que una determinada situación no está siendo de nuestro agrado y que estamos dispuestos a defender lo que consideramos justo. El enfado o la ira no tiene por qué acabar en agresión y a veces nos sirve para inhibir las reacciones indeseables de otros sujetos e incluso evitar una situación de confrontación.
Por lo que respecta a su función motivacional, el enfado se experimenta como una experiencia desagradable, muy relacionada con la impaciencia, y provoca la necesidad de actuar de forma intensa e inmediata (física o verbalmente) para solucionar una situación problemática.
Funciones del asco.
La principal función del asco es la adaptativa. El asco genera respuestas de escape o de evitación de situaciones desagradables o potencialmente dañinas para la salud. Los estímulos suelen estar relacionados con la alimentación, de tal forma que se activa con estímulos gustativos y olorosos. No obstante, también puede asociarse con estímulos visuales, sonidos, etc.
En cuanto a su función motivacional, la emoción de asco fomenta la adquisición de hábitos saludables, higiénicos y adaptativos.